martes, 22 de noviembre de 2011

Educación a la Finlandesa

Finlandia no tiene muchos recursos naturales. El himno nacional dice: "... somos un país pobre, que no tiene oro. El recurso que tenemos es nuestro pueblo." Así, Finlandia invierte en su pueblo. Toda persona tiene que recibir formación y educación para ir tan lejos como su capacidad lo permita.



No es suficiente que una sociedad posea algunas personas muy capacitadas. Toda la sociedad tiene que tener la posibilidad de formación durante toda la vida. No basta con que un niño pobre reciba alguna formación cuando es pequeño. Tiene que poder estudiar cuanto quiera. Y Finlandia es uno de los países más competitivos en las estadísticas internacionales con sólo 5 millones de habitantes. Imaginad lo que haría con 47 millones.


Los informes PISA (Program for International Student Assessment) así lo atestiguan. El informe PISA se basa en el análisis del rendimiento de estudiantes a partir de unos exámenes mundiales que se realizan cada tres años y que tienen como fin la valoración internacional de los alumnos. Este informe es llevado a cabo por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), que se encarga de la realización de pruebas estandarizadas a estudiantes de 15 años. En el informe realizado en 2006 participaron 62 países, y en cada país fueron examinados entre 4.500 y 10.000 estudiantes. Finlandia se encuentra a la cabeza mundial solo superado por Corea del Sur en las tres disciplinas que se evalúan (matemáticas, competencia lectora y ciencias naturales) y por delante de Japón y Canadá.

España, sigue por debajo de la media de la OCDE con 481 puntos de media (la media de la OCDE son 493) y a 71 puntos de Finlandia, que consiguió 552 puntos.


Las claves del éxito


A. “Cada alumno es importante” 

          En el “Gran Debate sobre el Futuro de la Escuela”, organizado al final del año 2003 para preparar la nueva ley de orientación, la fórmula que concentró gran parte de la polémica fue ésta: ¿Qué es necesario poner en el centro del sistema, el alumno o los conocimientos? 
          Finlandia eligió sin discusión la primera alternativa. Parece incluso que un exhaustivo y profundo análisis de las necesidades reales de cada alumno es lo que está detrás del asombroso éxito del sistema, pacientemente construido durante 30 años de reforma.
          La idea de que un alumno feliz, bien desarrollado, libre de progresar a su ritmo, adquirirá más fácilmente los conocimientos fundamentales no es una utopía de un pedagogo iluminado.


          a) Un medio ambiente cálido y acogedor
          El alumno debe sentirse en la escuela “como en su casa”. Toda divergencia entre 
la escuela y la casa debe ser borrada en la medida de lo posible. Espacios de trabajo extensos, lugares cómodos previstos para el descanso, pasillos de colores cálidos y a menudo decorados por trabajos de ellos mismos, sin carreras ni empujones. Sin degradaciones: los locales están limpios y se respetan como un segundo hogar. 
          Pareciera incluso que no está en el espíritu de los alumnos la idea de manchar, de destruir. El tamaño modesto de los centros (300, 400 alumnos) crea una atmósfera de proximidad y permite al tutor o al director conocer personalmente a todos sus alumnos. En cuanto a las relaciones entre los profesores y los alumnos, éstas son de gran familiaridad, lo que no excluye en ningún caso el respeto mutuo. Desde la guardería hasta el instituto, los profesores son accesibles, están disponibles y atentos.
          Impresiona, al circular por los establecimientos, la relajación (incluso de indumentaria) y la libertad de movimiento de los alumnos, lo que por otra parte no excluye, de modo alguno, una sorprendente autodisciplina. Pareciera que el robo es desconocido: los alumnos depositan sin temor sus ropas en un vestuario de libre acceso en el vestíbulo de todo establecimiento; las bicicletas quedan sin claves antirrobos en los sitios previstos.
           Ciertamente, existen sanciones: los alumnos perturbadores pueden verse infligidos con media hora de retención durante la cual deberán quedarse tranquilos, sin hacer nada, mientras que están siendo vigilados por un profesor. Los directores de establecimiento tienen incluso el derecho a suspender hasta por tres meses a los alumnos, pero esta sanción es rarísima y en cualquier caso supone la obligación de garantizar la continuación de la enseñanza en casa.
          Esta atmósfera familiar es aún más notoria en el jardín de infancia. El número de adultos allí es el suficiente para garantizar una estrecha relación con cada niño. Tres auxiliares de pre-escolar más un ayudante para cada grupo de 12 niños de entre 1 y 3 años; 2 profesores calificados, un auxiliar de pre-escolar y un asistente para un grupo de 21 niños de edades entre 3 y 6 años. 

          b) Ritmos de aprendizaje adaptados a los niños 
          Cada día es dedicado a una disciplina (música, deporte, actividades manuales o artísticas, lengua materna, matemáticas) pero los niños trabajan solamente durante la mañana, siempre de manera muy atractiva. La tarde es reservada al juego. Así, los aprendizajes iniciales se logran sin violencia, sin tensión y sin presiones, con la preocupación constante de estimular, de motivar, de mantenerse en estado de escucha.
          La repetición de año está, en principio, proscrita por la ley; puede ser propuesta de modo excepcional, pero en este caso debe ser siempre aceptada por el alumno y por la familia. En cambio, se organiza sistemáticamente grupos de apoyo para los alumnos que muestran tener dificultades en una u otra materia. Además, se envía a la clase un auxiliar para apoyarlos. 
          La jornada de trabajo se organiza cuidando respetar los ritmos biológicos del niño y de evitar todo cansancio inútil: hasta los 16 años –cuando finaliza la escuela obligatoria- las sesiones se limitan a 45 minutos y se entrecruzan con períodos de descanso de 15 minutos durante los cuales  los alumnos pueden caminar libres por los pasillos, hablar tranquilamente en las salas de descanso, jugar o utilizar las computadoras puestas a su disposición.


          c) Una detección precoz de las desventajas y desórdenes del aprendizaje y 
uso de las ayudas específicas
          Desde la guardería, los alumnos son sometidos a una serie de pruebas. Los que  muestran mayores desventajas pasarán al primer grado de escuela primaria en clases especializadas que serán llevadas a cabo con 5 alumnos por clase, con profesores formados a tal efecto. Las clases para niños “con necesidades especiales” se dan en escuelas normales, lo que permite integrarlos a ciertos cursos “normales” donde esto sea posible (trabajos manuales, música, deporte –naturalmente, cuando no se trata de una desventaja física).
          Cuando los problemas son menores, se prefiere la integración total, con todos los medios técnicos necesarios para favorecerla.


          d) Alumnos activos y comprometidos
          No existen clases magistrales. Siempre alumnos en actividad, solos o en grupo. Siempre son los profesores los que solicitan su participación y se mantienen atentos a sus demandas.
          En una clase de finés las paredes están cubiertas con estantes de libros; no hay una sala que no tenga su proyector, su computadora, su vídeo proyector, su TV y su lector de DVD. Todos los medios para poner a los alumnos en contacto con los conocimientos son buenos y los alumnos son constantemente impulsados para construir un sentido a su medida  a partir de todo lo que tienen a su alcance. Nada de obligación, nada de pesadez. "No se puede forzar a los alumnos; es necesario darles posibilidades  diferentes para aprender, para adquirir competencias", dice Hannu Naumanen, Director del Colegio Pielisjoki.


          e) Una libertad de elección delimitada
          Una de las características más conocidas del sistema finlandés es la gran libertad de elección dejada a los alumnos para organizar sus estudios. En realidad, esta libertad es progresiva, y está en relación con el grado de madurez de los alumnos.
          Entre los 7 y 13 años, los estudios son iguales para todos. A esta etapa se le llama "ciclo fundamental". Los alumnos comienzan el aprendizaje del inglés a los nueve años; a los 11 pueden elegir otra lengua entre el alemán, el francés, el sueco y el ruso (el alemán suele ser tener una preferencia claramente mayoritaria). 
          A partir de los 13 años se introducen algunas materias opcionales. La elección puede hacerse entre Educación Física, Dibujo, Nuevas tecnologías, Música o Lenguas extranjeras. Con 13 años pueden elegir dos asignaturas, después 6 y en el último año de la escuela obligatoria 5. Así, los alumnos construyen poco a poco su autonomía y desarrollan un sentido de responsabilidad con relación a sus estudios. Para ello, pueden contar con la ayuda de los consejeros.
          Si bien en el colegio se mantiene el marco de la clase tradicional, en bachillerato los alumnos pueden componer enteramente su programa inscribiéndose en cursos cuya relación está disponible en la red informática de su establecimiento y accesible también por Internet. En los 3 años del colegio, los alumnos deben seguir 75 cursos: 45 son obligatorios, los otros completamente opcionales. La clase, como grupo de alumnos, no existe ya. Ellos van encontrándose en configuraciones diferentes según los cursos a los cuales se inscribieron en función de las disponibilidades.
          La ventaja para ellos es poder perfilar mejor el curso de sus estudios, en función de sus aptitudes y de su proyecto de continuación. El sistema les permite también avanzar de manera modular, según sus capacidades, en las distintas disciplinas.
          Todo concepto de repetición global, que implique volver a seguir de nuevo materias ya aprobadas, está puesto de lado definitivamente. Esto implica también que alumnos de edades diversas pueden encontrarse en un mismo grupo de nivel.


          g) Una evaluación motivadora
          Hasta los 9 años los alumnos no son evaluados con notas. Sólo a esa edad los alumnos son evaluados por primera vez, pero sin emplear cifras. Después no hay nada nuevo hasta los 11 años. Es decir, que en el período equivalente a nuestra escolaridad primaria los alumnos sólo pasan por una única evaluación. Así, la adquisición de los saberes fundamentales puede hacerse sin la  tensión de las notas y controles y sin la estigmatización de los alumnos más lentos. 
          Cada uno puede progresar a su ritmo sin interiorizar, si no sigue al ritmo requerido por la norma académica, ese sentimiento de deficiencia o incluso de "nulidad" que producirá tanto fracasos posteriores, esa imagen de sí tan deteriorada que, para muchos alumnos, hace que los primeros pasos sobre los caminos del conocimiento sean a menudo generadores de angustia y sufrimiento.
          Finlandia ha elegido confiar en la curiosidad de los niños y en su sed natural de aprender. Las notas en esta fase no serían  más que un obstáculo. Ello, por supuesto, no excluye informar a las familias regularmente sobre los progresos de sus niños.
          El mismo ritmo de evaluación es mantenido en el colegio después de los 13 años empleando calificaciones en cifras que pueden ir de 4 a 10. El alumno sabe o no sabe. Si no sabe, obtiene la nota 4, que implica la obligación de retomar el aprendizaje no conseguido. Están proscritos el 0 infamante y las notas muy bajas. ¿Qué interés puede haber en construir una escala de la ignorancia? En cambio, se pueden distinguir niveles de perfección: Un conocimiento puede ser adquirido pero en diferentes niveles de logro: eso es lo que significan las notas entre 5 y 9.
          En Finlandia, la práctica de la evaluación parece estar guiada por el cuidado de no castigar a nadie y de darle siempre la oportunidad al alumno, valorando más lo que sabe que lo que no sabe: "Lo importante es que los alumnos tengan la sensación de que son buenos en algún campo" (Hannu Naumanen, Director del Colegio Pielisjoki).
          Guiada por este principio, la evaluación del los alumnos pierde su carácter competitivo y angustiante y, por el contrario, puede convertirse en un medio que los estimula y motiva para ubicarse en una gradiente de progreso adaptada a su ritmo.


B. Profesores expertos
          a) Una profesión valorada
          La profesión docente goza de un prestigio real en la sociedad de Finlandia. Esto 
no tiene que ver con la remuneración sino con la importancia que otorga el país a su educación.
          A la pregunta: «Por qué ha elegido usted esta profesión?», la respuesta que aparece más a menudo en las encuestas de motivación a que se somete a los aspirantes a la docencia es ésta: «Porque quiero a los niños».
          Los profesores sienten que se encuentran al servicio de la infancia más que al servicio de una materia. Esta diferencia de motivación inicial es determinante para la orientación futura de una carrera en la cual el docente se considera más importante el servicio a los alumnos que a la enseñanza teórica.


          b) Una selección exigente  
          La selección inicial contribuye a contar desde el comienzo de los estudios con candidatos elegidos considerando no sólo las competencias disciplinares y teóricas que poseen sino tomando en cuenta también el concepto que ellos se han formado sobre su oficio y el conocimiento que tienen de la infancia.
          Los postulantes son sometidos enseguida, durante dos días, a una serie de pruebas y entrevistas. Una de estas pruebas en un «test de grupo» durante el cual los candidatos, formando grupos de 6, deben discutir frente a observadores  sobre un asunto referido a educación que les es propuesto.
          Los profesores especializados en una disciplina deben haber obtenido antes una maestría en su disciplina, después de la cual ellos deberán estudiar pedagogía durante uno o dos años en una facultad de educación.


          c) Condiciones materiales óptimas
          Los profesores finlandeses gozan de  condiciones materiales de trabajo particularmente favorables. La carga docente rara vez excede de 25 alumnos. Las aulas son espaciosas y totalmente equipadas con los recursos más modernos.


          d) Una completa libertad pedagógica
          Los profesores, no son profesores amargados, decepcionados, desengañados; por el contrario, eran profesores felices, orgullosos de su sistema educativo, al que consideran con toda justicia como particularmente bien organizado. Una vez que han pasado el trance de la formación y reclutamiento, los profesores gozan de una libertad pedagógica total y de un margen amplio de autonomía y de iniciativa; y seguramente es ése el componente esencial de su motivación.


          e) Profesores expertos asociados a la universidad
          Concluidos sus estudios, los profesores mantienen un contacto estrecho con la universidad. Su nivel de formación y su experticia en pedagogía sostienen su derecho a ser miembros asociados. Ellos participan en la formación de sus colegas acogiéndolos en sus clases e interviniendo en las sesiones de la facultad. Ellos son consultados regularmente sobre el contenido de los programas, en los cuales, para su aplicación local, ellos pueden incorporar los cambios  que les parecen pertinentes, siempre en acuerdo con el director del establecimiento y los responsables locales de la educación.


          f) Una formación continua claramente determinada
          Muy preocupados por mantenerse al día con los cambios de la sociedad y de su profesión, los profesores participan regularmente en acciones de  formación continua. Los directores de los establecimientos pueden estimularlos a hacerlo sobre asuntos que sienten como necesarios. Esto no se consigue en un régimen de obligación sino mediante la negociación y el diálogo.


El papel de los profesores en el éxito del sistema finlandés aparece así en el primer plano.




Un pueblo educado sabrá elegir a dirigentes honestos y compententes. Estos elegirán a los mejores asesores. 


Un pueblo ignorante desperdicia sus recursos y se empobrece.


Un pueblo inteligente y educado no permite corruptos ni incompetentes. 


Un pueblo ignorante vive de ilusiones.


Un pueblo educado sabe muy bien diferenciar un discurso serio de una prédica demagógica.


Un pueblo ignorante es terreno abonado para la demagogia.


Un pueblo educado prospera también en condiciones adversas.


Fuente: "LA EDUCACIÓN EN FINLANDIA: los secretos de un éxito asombroso" Paul Robert, Director del Colegio Nelson Mandela, de Clarensac, Gard, Francia. Traducción: Manuel Valdivia Rodríguez.

1 comentario:

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